Brindemos por el placer de estar vivos.

Por los que dijeron "no me gusta" y terminaron juntos y enamorados. Por las personas que ya no están a nuestro lado y las que siguen con nosotros y le dan sentido a nuestras vidas. Por esas personas que nos tuvieron y no nos valoraron. Por esa persona que te llamaba 70 veces al día y hoy ni te saluda. Por esas personas que quieren joderte la vida y que lo que logran es hacerte reír. Porque un día cada quien reciba lo que se merece. Por todos esos consejos que le sirven a otros menos a nosotros mismos. Y sobre todo por esos amores que dejaron huella y no quisieron quedarse para siempre... La vida es desierto y oasis, nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. Por todos los aciertos y errores del 2010. Brindemos por ti, por mí y por el placer de estar vivos.

lunes, 28 de febrero de 2011

te quiero te quiero te quiero

Una vez le preguntaron a Lewis Hine, un fotógrafo de guerra, que porque había elegido esa profesión, el contestó que si pudiese contar con palabras todo lo que veía, no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos... Que ciertos momentos de belleza, de desolación, de horror y de heroismo estaban más allá de las palabras. Yo también lo creo hay cosas que no podemos explicar con simples palabras, cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso o sensaciones como volver a abrazar a un amigo. Quizá por eso nuestra vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian sin remedio el rumbo de las cosas, de fotografías fijas guardadas en la memoria que nos recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir.

jueves, 10 de febrero de 2011

Hay que mostrarse sin complicarse, dando margen a equivocarse

Odio despertarme con la alarma del móvil, a los graciosos de los toques a las cuatro de la mañana y la gente que no tiene sentido. Las clases de matemáticas y últimamente hasta las de educación física. Odio la gente que se cree mejor que yo, la que dice 'en fin', la que dice 'te amo' sin tener ni puta idea del amor, la que cambia de opinión cada dos segundos, la gente que vive para agobiar, la que miente y la que oculta la verdad aunque yo también lo haga. Odio la gente que después de un partido va presumiendo de haber ganado, pero que, en cambio, si su equipo pierde lo primero que hace es guardar la camiseta para que nadie la vea. Odio quedarme en casa los fines de semana, ir donde va todo el mundo, tener que hacer cosas por obligación, el frío, los semáforos, las palomas y las arañas, las canciones que tienen letras malas sólo para rellenar, las noticias y los anuncios de la radio en medio de un partido del Madrid. La gente que tiene en su habitación unos corchos medidos a la perfección con un
millón de fotos de 'amigos' a los que después de un mes ni reconocerá, y la clase de persona que juzga antes de conocer. Odio cuando me hablan al oído, aunque me encanta que lo haga él, a los que tienen mil amigos en el tuenti y conocen a cuarenta, a los que no saben apreciar las cosas que tienen y a los que prometen cosas que saben que no van a cumplir. Odio a la gente que no se valora aunque yo sea la persona que menos se valora del mundo, a la gente que le preocupa más lo que piensen los demás, la gente que se emborracha todos los sábados, la que no tiene otra cosa mejor que hacer que reírse de los demás y según qué gente, odio que me cojan las cosas sin preguntar. Odio el miedo y odio odiarlo, odio el amor y todos los sentimientos en general, por odiar, odio hasta la amistad por si algún día me falla.
Odio todo lo que se va, lo que vuelve un tiempo y se vuelve a ir, porque es devolver algo para quitarlo de nuevo. Odio que todo el mundo me pregunte si me pasa algo cuando perfectamente se ve que sí, tener que ocultar cosas para no hacer daño, que no esté aquí, que me duela el tobillo y tener una cicatriz. Odio querer cosas que lógicamente nunca voy a conseguir, odio soñar y acordarme después de los sueños. Odio que todas las canciones me recuerden a alguien, la gente que no entiende que no se puede olvidar así como así, la que lleva junta toda la vida y por cualquier tontería se separa. Odio a la gente que me recuerda todos los días lo poco que valgo y a veces, la que no se da cuenta de que para mí vale un mundo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Llámalo amistad.

Somos como un rompecabezas de más de medio millón de piezas. Durante toda nuestra vída nos dedicamos a pasar muchos momentos juntas, lo que simboliza cada pieza del puzzle. Poco a poco, vamos dandole sentído a todo esto. Creemos que es lo suficiente grande y fuerte, pero en realidad no es ni la mitad de lo que nos queda. Todavía es muy pronto para decir que lo hemos terminado, es más, acaba de comenzar. Por eso digo que a pesar de los enfados, desacuerdos, disputas, tonterías y equivocaciones tenemos algo muy fuerte que nos une, y que nos hace acercárnos todavía más. Porque lo que tenemos hoy es muy dificil de conseguir, de lograr, de alcanzar.. y por muy cabezota que seamos, sé que somos incapaces de tirarlo todo por la borda. Yo no lo llamaría equivalencia, le llamaría amistad.

Debería ser un pecado esa sonrisa que quita la respiración.

Me gustaría ir a París, mientras me subo a lo alto de la Torre Eiffel y veo toda Francia. ¿Después? A Italia, donde me haré la típica foto donde yo, con toda mi fuerza y valentía, sujetaré la Torre de Pisa para que no se caiga. ¿Luego? A Londres, donde intentaré hacer reír a los guardias de seguridad con mis caras más extrañas y mis chistes malos. ¿Siguiente? A Las Vegas, donde me gastaré la ostia de dinero en el casino para no ganar ni un chavo, pero podré decir: ¡Viva a Las Vegas, baby!. ¿Aún más? Pues me iré a Nueva York, sí, y me subiré a la Estatua de la Libertad y veré como todo Manhattan amanece. ¿Y por último? Yo siempre digo que lo mejor, para el final. Por último me iré a Los Ángeles. Arrasaré en todas las tiendas de Beverly Hills, mientras me gasto casi todos los ahorros que me quedan en ropa. Luego, en Hollywood, iré mirando cada una de las estrellas del Paseo de la Fama y me haré una foto con la inmensa mayoría mientras sonrío bebiéndome mi Starbucks. También, me haré fotos junto al cartel de Hollywood, señalándolo con una gran sonrisa en mi cara diciendo: Sí, estoy en L.A. Y al final, me subiré a lo alto del mirador y miraré por última vez todo Los Ángeles. Pero cuando vuelva aquí, a España, me esperará lo mejor. Me esperarás tú.

martes, 8 de febrero de 2011

Si robas, que sea un beso.

Aprendí que la memoria no borra, esconde. Aprendí que el tiempo no cierra, pero ayuda a sanar. Aprendí a no ser vulnerable cuando dejaste de llamar. Aprendí a escuchar cuando oí tu silencio. Aprendí a pedir perdón cuando me di cuenta del error. Aprendí a levantar la cabeza cuando sentí odio y aprendí a llorar cuando me di cuenta de que no valió la pena. Aprendí a reir cuando soñé con tu sonrisa. Aprendí a recordar cuando entendí que todo vale la pena. Aprendí que no termina, que cambia de forma. Aprendí que no se puede querer eternamente y aprendí que si compito contra el tiempo, siempre pierdo. Aprendí que nada es tan malo y que me gusta caminar en una carrera. Aprendí que hay que rodear y llegar al otro lado para darse cuenta de que siempre es lo mismo. Aprendí qe los amores eternos pueden terminar en una noche, que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Aprendí que el amor no tiene la fuerza qe imaginé. Aprendí que nunca conocemos a una persona de verdad, que todavía no inventaron nada mejor que el abrazo de alguien importante. Aprendí que el nunca más, nunca se cumple y que el para siempre, siempre termina. Aprendí que el que quiere puede y lo consigue. Aprendí que a veces el que arriesga no pierde nada y que perdiendo también se gana.